Recién llegada [Libre]

Caminaba cabizbaja por Cinister, ese sitio al que me habian traido a la fuerza, con mis maletas siguiendo a la gente que me encontraba.A veces me miraban raro ya que la ropa que usaba no era muy normal... No conocía absolutamente a nadie y me encontraba desprotegida, desamparada… Echaba de menos a mi familia y mi casa.

Seguía andando hasta ver que había llegado a la plaza principal. Tampoco quería estar entre tanta gente, me agobiaba encima de tener un calor insoportable encima. Al poco divisé un parque cerca de allí, justo lo que estaba buscando. Allí podría estar tranquilita para pensar un rato.

Fui corriendo a aquel sitio, ¡Árboles! Mi salvación, ahí por lo menos había sombra. Corrí hasta el más cercano, deje las maletas a un lado y me senté. Apoyé la cabeza en el tronco mientras daba un largo suspiro, resignada.

Cerca de allí, en el suelo, yacía solitaria una barra de metal de tamaño medio que seguramente no le serviría a nadie para nada. Alargué el brazo y con un poco de esfuerzo la tomé. Me reincorpore aun sentada y con maña empecé a moldear la barra simplemente con las manos hasta crear un pequeño robot grisaceo que de un saltito saltó de mis manos hasta sentarse a mi lado.

- Bueno… a lo mejor no es tan malo estar aquí… ¿No? –Pregunté al aire, como si alguien fuera a responderme-

El robot me miraba con sus tres ojitos metalicos como si quisiera responderme, a lo que yo reí con suavidad.
Cerré los ojos cansada estirando las piernas, enfundadas con botas a juego con mi ropa de cuero...

..

Apariencia:

Era un día caluroso, por lo que decidió que aquel día saldría a caminar a Cinister. La gente, a lo largo de su vida, decían que los días calurosos eran los mejores para pasar un día divertido.

Caminó por las calles de Cinister un buen rato, hasta que comenzó a sentirse acalorada y cansada, compró una botella de agua para refrescarse un poco y caminó hacía un parque que estaba cerca. Louise había salido tantas veces a Cinister, que se sabía prácticamente todas las calles de memoria.

En el parque había mucha gente y muchos niños, que probablemente tenían un día divertido, como Louise había escuchado que los días así eran. Sin embargo ella tan sólo quería descansar un poco, y del lado del parque en el que estaba ya no había lugares vacios, podría haber dado la vuelta al parque completo, pero decidió mejor sentarse junto a esa chica de apariencia extraña, que parecía jugar con un robot.

-Hola...-Saludó al estar frente a la chica. Observó al robot junto a ella, sonriendo un poco-... Ehm... ¿Puedo sentarme?-Preguntó.

Pensaba en mis cosas, incluso temía que iba a quedarme dormida cuando de pronto escuche unos pasos cercanos que hizo que abriera los ojos, enfocando a una muchacha rubia. Me estaba sonriendo, mientras me pedía permiso para sentarse

- Oh nono no hay problema, siéntate si quieres

Me eche hacia un lado dejándole sitio a la chica, el pequeño robotito se sentó en mis rodillas mirando a la misteriosa chica que tenía delante. Eché un vistazo a su figura, yo era un poco más alta, y con las botas otro poquito más. Sus ojos, de un color azul igual a los mios junto con sus rubios cabellos le hacían parecer una chica adorable y delicada.

De pronto se me vino una pregunta a la mente, apareció sin más y tras un momento le pregunté.

- ¿Eres una chica… “especial”? –Negué con la cabeza, buscando las palabras- Quiero decir… ¿Eres de alguna academia?

Miré al suelo tocando con un dedo la cabeza del robot, y este último intentando morderme el guante. Mientras esperaba la reacción de la recien llegada

-Gracias-Dijo alargando aun más su sonrisa. Suspiró- Hace mucho calor...-Dijo, sin hablarle a nadie en específico.

Tomó asiento en el espacio que la otra había dejado libre para ella, y miró en silencio a las personas pasar, relajando sus músculos faciales hasta que parecieron serios, aunque su mirada aun tenía un brillo de diversión y felicidad.

La pregunta de la otra la sobresaltó ligeramente, pues había casi olvidado que una persona estaba junto a ella, en ese corto tiempo de silencio.

-Ehm...-Murmuró, mirándola confundida, hasta que comprendió a qué se refería-, ah... sí...-Susurró-, voy a la academia Leboeuf, para poderes especiales-Le aclaró con una sonrisa-, ¿Alguna vez has estado en las academias?-Preguntó curiosa- ¡Son inmensas!-Agregó haciendo gestos con sus brazos para enfatizar lo grandiosas que eran.

Observó al robot, asociándolo rápidamente con un bebe. Era como uno en realidad: Tamaño, acciones y sobretodo la falta de la capacidad de hablar.

-¿Es tu mascota?-Le preguntó a la chica.

Al principio la chica parecía como confundida de mi pregunta, a lo que la miré con atención. Parecía buena persona, mientras iba explicando le sonreía.

- No, no he entrado a ninguna… las he visto de lejos –Aclaré, y al oír el nombre de Leboeuf chasquee los dedos- ¡Qué bien! Yo también voy a esa academia

Suspiré aliviada de haber encontrado a alguien que podría serme útil para adaptarme a esta nueva vida.
Habló de nuevo mientras observaba a Nikori, que había conseguido sacarme medio guante a tironcitos.

- ¿Mascota? Hum… Algo así

Lo tomé entre mis manos y al ratito el robot empezó a volverse deforme hasta acabar en su estado original, la barra de hierro que había encontrado antes. La agité para que viera que no tenia truco y la dejé a un lado.

- Puedo controlar el metal… cuando mas metal tenga más grande y más conciencia tendrá el robot. Como has visto era un robotito adorable que no haría daño ni a una mosca. -expliqué- y también se utilizar otras… habilidades.

Callé al recordar el incidente que me hizo llegar hasta aquí por culpa de esas habilidades, pero para no parecer triste hable de nuevo

- Me llamo Claire

-¡Genial!-Exclamó al escuchar que la otra pertenecía a la misma academia que ella-. Eso significa que estaremos muy cerca, ¿Hace cuanto que estudias ahí? No te había visto antes...-Explica.

Louise observó cómo el pequeño robot se deshacía entre las manos de la chica, volviéndose una barra de metal sin chiste. Miró a la chica frente a ella con asombro.

-Ya veo... Controlar el metal...-Susurró, pensándo cuánto metal podría encontrar en una ciudad-, ¿Puedes controlar metal en grandes cantidades?-Preguntó con curiosidad.

Con suavidad, tomó el tubo de metal para observarlo de cerca, no parecía tener algo "especial", era tan normal como el que encontraría en alambres o cosas así.

Se giró a mirar a la chica cuando ésta se presento. Extendió una mano hacia ella.

-Un gusto, Claire, mi nombre es Louise-Dijo sonriendo. Repentinamente Louise abrió los ojos con sorpresa, recordando algo-, ¿Te parece un lindo día?-Preguntó seria.