Una sangre más cálida de lo normal. Así fue como sintió aquel líquido carmesí que brotaba con suavidad del cuello de la chica. Era deliciosa, nunca podría cansarse de aquel sabor, pero este tenía que mantener el control de lo que succionaba, era peligroso beber más de la cuenta.
Notó las caricias de Alessa en su cabello, fue muy agradable. Él siguió durante un rato más, estaba tranquilo, saboreaba aquella exquisita comida. Beber la sangre así era lo mejor, no se podía comparar a la sangre que hay en las bolsas, la sangre de la enfermería, e incluso era mejor que beber sangre de un cuerpo muerto o uno intentando escapar. Disfrutó cada segundo.
Después de un momento, uno que se le hizo corto, dejó de arrebatarle aquel líquido de vida, limpiando cualquier resto de sangre alrededor de las dos heridas, aunque una pequeña gota se abrió paso entre su lengua y se escapó hacia el camisón, dejando su rastro y firma en el.
Se sentía lleno de energías, en cambio, por la respiración, a la chica se le notaba un poco extenuada, algo normal. Cuando se separó de ella unos centímetros, ella le regaló un beso, uno que limpió sus labios del tinte rojo.
Nuevamente, y de forma seductora, lo guió con sus suaves manos, hasta que su espalda encontró soporte en el respaldo. Con movimientos bien realizados se quitó el camisón en poco tiempo, mostrando de esa forma el atractivo y seductor cuerpo que la hermosa prenda guardaba. El chico quedó maravillado, era un cuerpo merecedor de envidias. Las curvas que se dibujaban eran suaves y excitantes. Pero, después de una ojeada a todo su cuerpo, él no pudo evitar quedarse embobado mirando aquellos preciosos senos, eran realmente perfectos. Athan quería acariciarlos. Allí era muy fácil estimular a la joven, y quería devolver, de cualquier forma posible, el favor de dejarle beber de su sangre. No consiguió hacerlo, ella le abrazó, impidiendo que él pudiera hacer lo que deseaba, igualmente se sintió agradable y no le importó. Nunca había conseguido quedarse tan tranquilo cuando su apariencia había cambiado.
Sus manos se colocaron en la cintura de la chica cuando esta le abrazó, ahora siguió masajeándola y cuando esta se acercó a él para besar su mejilla esta movió sus manos a la espalda de esta, ahora simplemente la acariciaba, no quería estimularla, solo sentir aquella suave piel y el calor de su cuerpo. Sus caricias eran suaves y él realizaba algunos pequeños espasmos en respuesta.
Sonrió ligeramente al escuchar a la muchacha. Aquel susurro recorrió su cuerpo relajándolo un poco más, pero su relajación no era suficiente para calmar su excitación, que por difícil que parezca, seguía aumentando. La conversión seguiría perdurando.
Sus manos seguían recorriendo la espalda de la chica, compartiendo el calor con sus roces. Ladeó un poco su cabeza hacia el lado donde ella le mordisqueo su oreja, ella también sabía jugar con aquellas partes sensibles, y las caricias en el pelo le encantaban, le gustaba que tocaran su cabello.
Al alejarse, dejó caer sus manos, deslizándose por aquel deseable cuerpo y colocándose de nuevo en aquellas hermosas piernas. Cuando él tenía su rostro a la vista, la miró a los ojos, los cuales se encontraron el uno al otro. Athan aún respiraba con pesadez, aquellas caricias relajantes, después de ver aquel cuerpo, tuvieron consecuencias de excitación. Su extremidad estaba muy crecida, aún no del todo, pero podía notarse con suma facilidad un gran bulto en su ropa.
La invitación ni siquiera fue meditada por el vampiro, aquellas palabras de ofrecimiento hicieron que el chico se acercara a la joven rápidamente, haciendo que este acariciara esas partes que deseaba. Su mano derecha fue directamente al pecho izquierdo, lo tomó con toda su mano y seguido, con pequeños movimientos suaves, lo empezó a mover en círculos, dejó un pequeño espacio entre el pezón y su piel, para así, cuando este moviera la mano aquella parte sensible rozara su palma.
Su otra mano se dirigió a la parte, antes acariciada, entre la espalda y el trasero, para sujetarse a ella y estimularla con tiernas caricias de sus dedos.
Sus labios, humedecidos con su saliva, y su lengua, estaban atareados en el otro precioso busto de Alessa. Quería usar otra forma de estimulación en aquella parte, una en la que usaba el contraste del calor y el frío. Mientras sus manos estaban ocupadas con lo demás, mojaba con suaves besos y pequeños lametones, distintas zonas de la piel de aquel pecho. Cuando luego lamió con rápidos movimientos de lengua el pezón. Él separó un poco su rostro, para soplar con gentileza y a distinta fuerza, durante unos instantes, creando así aquella sensación, aquel estimulante contraste.
No era él el único que acariciaba zonas íntimas, la chica bajó, con su mano, por su cuerpo, hasta llegar a su parte privada, la cual acarició. En ese momento el chico no pudo evitar soltar una bocanada de aire, sacando el ruido que esto conllevaba. Y apartó su rostro aún más de su pequeña obsesión. Nada más hacerlo esta le besó nuevamente durante unos pequeños segundos, en los cuales él se quedó completamente quieto. Su rostro estaba sonrojado, del calor que sentía.
Cuando esta se separó este continuó moviendo sus manos como antes, pero sus labios fueron de nuevo a los de la chica, dando pequeños besitos desde allí mientras bajaba por el mentón, luego el cuello y así hasta llegar a donde estaba antes.
Ahora, en vez de lamer y soplar, succionó con algo de fuerza el pecho, por la zona donde estaba el pezón, para luego mientras lo hacía, con su lengua, dar pequeñas caricias de presión variable en aquel pequeño botón. Con su mano izquierda ahora tenía agarrado el pezón del pecho derecho, entre su pulgar y el índice, apretándolo con suavidad y soltándolo para ejercer pequeños cambios de presión en él.
Con las caricias que recibía por parte de ella, su miembro creció muchísimo, y él comenzaba a sentir molestia, el pantalón le oprimía. Por esa razón movió sus caderas intentando buscar de alguna manera que dejara de molestarle, no lo consiguió.
- Ah… mierda… puto pantalón. – Se quejó mientras respiraba con fuerza y dejaba de atender a la chica, llevando sus manos a la prenda de vestir, que le causaba aquel pequeño dolor, y se la bajó lo suficiente como para mostrar su ropa interior. - Vale… otro estorbo. – Dijo mirando su calzoncillo y frunciendo el ceño, estaba molesto, en esa posición no podía hacer nada. El bulto ahora era mucho más visible, de hecho la punta se asomaba entre la prenda de vestir. Athan se extrañó un poco, era la primera vez que lo veía así, no sabía que le crecería tanto por solo unas caricias de la chica.
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