Ésta es mi nueva habitación (Privado Alessa Scarlet)

A pesar de todo, aunque muy en el fondo. Louise creía que sus padres habían toado la mejor de las decisiones al mandarla a la academia Leboeuf. Hasta ahora, Louise no había usado su poder para herir a nadie, por lo menos no conscientemente, pero el miedo y desesperación que mostró su familia al enterarse había sido suficiente para ella.

Por eso ahora Louise estaba frente a la que sería su nueva habitación en esa academia, arrastrando todos sus objetos personales: Ropa, , perfumería y otros enseres del aseo personal, la mochila que usaría para la escuela, fotografías, y su pequeña laptop.

Al abrir se esperaba encontrarse con alguien, su compañera de dormitorio . Sin embargo la habitación estaba vacia.

La habitación, era bonita, decorada en diferentes tonos de naranja, café y negro. El piso negro brillaba, haciendo un contraste perfecto con los tonos claros de los muebles, y el naranja del closet, y las almohadas. Las dos camas, eran literas, tenían cobertores parecidos. La cama de abajo estaba ya ocupada pues las sabanas estaban ligéramente desacomodadas.

Suspiró y comenzó a recorrer la habitación, para comenzar a acomodar sus objetos personales, empezando por el baño, su ropa, los estantes y así hasta tener todas sus cosas en donde deberían ir sin llegar a estorbar a su compañera.

En la habitación había un sólo escritorio, así que suponía que en caso de necesitarlo, se turnarían o algo así. Aunque por lo visto, su compañera no lo usaba demasiado.

Terminando de acomodar sus cosas, subió por las escaleras que la llevarían hasta su cama para recostarse. Desde donde ella estaba acostada, podía apreciar toda la habitación, y pensó que era muy bonita.

Por ejemplo, incluso la litera de arriba tenía su propia independencia, pues las escaleras dejaban un espacio para poder poner una pequeña mesita de noche, y tras su cama había varias hileras de estantes, aun vacíos

Imagen del cuarto:

Caminaba con calma pues las clases habían terminado. Lamentablemente aún no era fin de semana por lo que no podía salir de la escuela pero al menos podría descansar por ahora. Tenía tarea claro, pero no era algo que hiciera muy seguido, menos si era complicada. No era tonta, simplemente no le resultaba interesante.

Caminó hacia su dormitorio pues no había mucho que hacer y suspiró suavemente al entrar al edificio. Escuchó a un par de chicos hablando acerca de “una nueva chica” y aquello le hizo detenerse, dibujando una amplia sonrisa en su rostro. Aquello sí era interesante, no como la tarea… Los chicos no dijeron mucho, simplemente mencionaron lo linda que era y que había tenido una muy mala suerte con la habitación que le habían asignado. El primer pensamiento fue “estará en la mía???” pero no, no podía ella, Alessa, tener tanta suerte… seguramente estaba en una habitación sola…

Al llegar afuera de su habitación, se detuvo y suspiró suavemente mientras sonreía. A pesar de que se le hacía difícil, la idea de que fuera su nueva compañera seguía en su mente. Abrió lentamente, mirando hacia adentro por la ranura de la puerta conforme esta se abría. Sonrió al notar que había algunas cosas nuevas en la habitación y contuvo un grito de emoción. Así era, dormían juntas. Sonrió y entró, cerrando la puerta detrás de ella -Bienvenida… Alessa Scarlet… solo dime Alessa, así lo hace la mayoría…- Dijo sonriendo dulcemente y arrojó un par de libretas al escritorio ocasionando que algunas cosas de su compañera se desacomodaran aunque no prestó mucha atención. Suspiró suavemente y desabotonó su blusa rápidamente aunque no se la quitó, dejando ver parte de su cuerpo a través de la abertura de ésta -Y bien… que haces aquí??? Qué te hace “especial”???- Preguntó divertida, mirándole a los ojos mientras se sentaba en una de las sillas que había en la habitación.

La puerta se abrió de repente, al instante, Louise se sentó en forma de mariposa sobre su litera, una chica entró al cuarto presentándose, y por la familiaridad con que trataba la habitación supo que era su compañera.

-Me llamo Louise Delacroix...-Se presentó- Eres mi compañera de habitación, ¿No?-Preguntó por si acaso.

La chica actuaba extraño, o tal vez le parecía extraño, por el hecho de que nunca había compartido cuarto con nadie, bien, en realidad no compartía nada con nadie, a menos que fueran sus primos, quienes por ejemplo: a veces le quitaban su postre.

-Supongo te referirás a los poderes...-Dijo pensativa-, bueno; yo creo ilusiones...

Rió suavemente al escuchar aquellas palabras y se puso de pie, acercándose a la litera. Mientras lo hacía, se deshizo de su blusa y se quedó en ropa interior de la cintura hacia arriba -Creas ilusiones??? Vaya… igual puedo hacer eso… quieres que te lo muestre linda???- Le dijo sonriendo de forma seductora mientras acariciaba su propio hombro y “accidentalmente” bajaba uno de los tirantes de su sostén, dejando su hombro completamente descubierto.

Se conocían apenas… claro, pero seguía siendo ninfómana, si se presentaba la oportunidad no la desperdiciaría, aunque era obvio que la rubia no compartía su opinión por lo que luego de una pequeña risa, acomodó su ropa íntima y se dirigió a su ropero, sacando de él una playera blanca. Se la puso lentamente, dejando que la chica le observara y observara su cuerpo, aquello no le molestaba para nada, al contrario, le agradaba sentirse admirada a causa de su físico, no por nada era modelo.

Luego de haberse puesto la playera, la cual le quedaba un poco larga, se quitó lentamente la falda que llevaba por reglas de la escuela y la dejo caer al suelo. Esa playera la utilizaba como pijama aunque al no tener planes ese día, había decidido ponérsela desde temprano para estar más cómoda y en caso de que algo surgiera, volver a vestirse. Luego de tomar las dos prendas que se había quitado, las dejo en un pequeño cesto de la ropa que llevaría a la lavandería. Junto al cesto se quitó también los calcetines y los dejo dentro. En cuanto estuvo cómoda, volvió a tomar asiento en la silla donde lo había hecho al llegar a la habitación -Que tipo de ilusiones sabes hacer Lu???- Preguntó con cierta curiosidad. Siempre era bueno saber los poderes de otros para buscarles un uso a su favor, así como una debilidad que pudiera aprovechar en caso de un enfrentamiento. Para su mala suerte… no podía matar si aquella situación se presentaba.

Alessa se acercó hasta llegar al lado de la litera, cerca del escritorio, un tirante de su brasier se deslizó por su hombro, sin poder evitarlo sus ojos lo siguieron, sin embargo regresó hacia el rostro de la otra sonriéndole.

-¿Qué haces?- Preguntó inocente, a lo que la otra tan sólo rió y se alejó de nuevo, buscando en el ropero algo que ponerse, escogiendo una playera que le quedaba demasiado larga, apenas unos centímetros sobre su falda, la cual se quitó también junto con sus calcetines, quedándose sólo con la playera. Todo ésto lo observaba atentamente, hasta que lo consideró imprudente, por lo cual comenzó a hablar.

-¿En serio tú también creas ilusiones? Eso me parece genial... Ya sabes porque así...- Alessa le interrumpió preguntándole la clase de ilusiones que ella podía hacer. Louise lo pensó un momento-... Bueno, creo que puedo hacer... cualquier clase de ilusión. Aunque no por mucho tiempo...- Contestó. Lo último tan sólo dicho al recordar las consecuencias de usar el poder.

Sonrió divertida al oírla, ladeando ligeramente la cabeza. Honestamente sentía algo de curiosidad de probar los poderes que poseía la chica. Se puso de pie y se acercó de nuevo a la cama solo que esta vez subió a la cama de su compañera y se inclinó hacia ésta, haciéndola recostarse lentamente mientras se colocaba encima. Cuando estuvo completamente recostada, le sonrió y se acercó, dejando un beso en su mentón -Mis ilusiones no son un poder… pero algún día te las mostraré…- Le susurró levantándose lentamente y bajó de la litera. Se paseó un poco por la habitación, observando los objetos que la chica había traído con ella. No le agradaba demasiado el tener tantos objetos pero no diría nada.

Se volvió a sentar y cruzó las piernas, pasando la derecha por encima de la izquierda. Aquel movimiento hizo que la playera se subiera un poco y que un poco más de su muslo quedara expuesto. Sonrió -Que te trajo aquí, a Leboeuf??? No pareces ser una chica que venga por decisión propia- Aquella pregunta fue con un tono más amigable. En una foto que había acomodado en el escritorio se le podía ver con dos adultos, no prestó mucha atención a ellos, solo se fijo en la rubia pero suponía que serían sus padres o al menos alguien de su familia. La expresión grabada en su rostro en aquella foto y lo poco que conocía de su personalidad, le hacían sospechar que había ido a Leboeuf por órdenes de sus padres como muchos otros estudiantes que había.

Mientras le respondía, comenzó a jugar con un mechón de su cabello, enredándolo en el dedo índice y tirando de él suavemente mientras con su otra mano acariciaba con delicadeza su pierna derecha.

"Oh, vaya. Ésta chica es interesante" Pensó Louise cuando la otra se acercó tanto al punto de quedar sobre ella. Sin embargo Louise no podría calificarla como una persona extraña, pues no sabía si eso era algo que se hiciera normalmente...

Alessa se alejó de nuevo, volviendo a sentarse en la silla, Louise suponía que era su favorita o algo así.

-...Yo vine por decisión propia...-Contestó después de pensarlo un poco. Sus padres le habían pedido que se fuera, sí, pero ella había considerado que era lo correcto. Y al ver la gran cantidad de gente que había en el lugar, al final, podría decirse que había sido una buena decisión, aun sabiendo que ella no lo había planeado del todo-. No es un mal lugar, no me quejo...-Dijo encogiéndose de hombros.- ¿Y tú has venido por decisión propia, Alessa?- Preguntó sonriendo.

La escuchó y sonrió. Vaya sorpresa pero… sería cierto??? Quizá era un poco de ambas posibilidades. Al escuchar su pregunta, rió suavemente -Bueno… digamos que mi abuela me envió aquí por miedo a mi poder… o quizá miedo a lo que pueda hacer con él…- Sonrió divertida y siguió jugando con su cabello, restándole importancia a aquello -Pero no me obligó… acepté que me enviara pues hay cosas que me interesan en este lugar…- Al terminar de hablar, miró su mano derecha.

Su piel se cortó, un corte limpio como si fuera hecho con una navaja recién afilada y su sangre comenzó a brotar de la herida, juntándose en la palma de su mano, sin embargo no escurrió sino que empezó a elevarse, moldeándose lentamente y finalmente, tomó la forma de una rosa. Sonrió y miró a la rubia, lanzando con delicadeza la rosa formada con sangre hacia ella para que pudiera tomarla. Por dentro se preguntaba si la tomaría o la dejaría caer aunque seguramente sería la primera, si ella era capaz de formar ilusiones, sería raro que se asustara por Alessa que tenía su propio poder. Aunque debía admitir que su poder podía resultar un poco más tenebroso que el causar ilusiones… al menos eso pensaba, no había visto su poder en acción.

Dejó que un poco más de sangre fluyera de la herida y la lamió, limpiando su mano. Luego de esto, la sangre se detuvo y ni una gota más salió a pesar de que la herida seguía abierta.

-¿Qué clase de cosas te interesan de aquí?-Preguntó Louise-, nunca antes había estado en una escuela... Siempre estudié en casa, por lo que para mí lo más interesante que puede haber, son las personas...

Observó cómo la piel de la chica se abría sin ninguna clase de motivo, por lo que reaccionando se hincó en la cama, y estaba por preguntarle si se encontraba bien cuando la sangre empezó a tomar formas: estirándose y contrayéndose.

Se tranquilizó, pensando que seguro ese era su poder, pero cuando Alessa se lo lanzó no pudo evitar tomarlo en el aire.

-¿Ésto podría manchar algo si se cae?-Preguntó al mismo tiempo que la atrapaba cuidando de no apretarla mucho. Según lo que Alessa había dicho, ella creaba ilusiones, pero qué clase de ilusiones, ¿Se refería a que había caído en una ilusión cómo la que ella misma podía hacer, o que podía hacer tomar forma a los líquidos? -¿Qué es exactamente tu poder?-Preguntó con el ceño fruncido. No podía creer que hubiera caído en una ilusión tan baja, las que ella hacía eran mucho mejores.

Sonrió divertida al mirar su reacción y se quedó observándola con curiosidad. Como esperaba, no le había extrañado aquello -Manchar??? Solamente si yo lo deseo… mientras sea sólida no podrá hacerlo pero si la vuelvo a hacer líquida obviamente manchará y en tu cama, sería absorbida por las sábanas- Dijo analizando la rosa que la rubia sostenía en su mano. Uno de los petalos se desprendió y cayó suavemente, como si se tratara de un verdadero pétalo y al tocar la pierna de la chica se destrozó, volviendo la sangre a su estado líquido y escurriendo lentamente.

-Manipular la sangre- Explicó mientras se ponía de pie, abriendo las persianas de la habitación para así poder ver los jardines -Y transmutación de cualquier sustancia líquida en sangre utilizando mi propia sangre…- Explicó dejando que la sangre volviera a fluir por la herida de su mano. Tomó una botella de agua, seguramente propiedad de su nueva compañera y dejo que un par de gotas de sangre cayeran dentro de esta, mezclándose con aquel líquido.

El agua comenzó a colorearse y en menos de un minuto, todo el líquido dentro de la botella era rojo. Sonrió al verlo y lo llevó a sus labios, comenzando a beber de esta lentamente. Luego de un trago un poco largo, bajó la botella y le sonrió -Mi poder no se limita a las ilusiones… aunque tiene otros limites- Dijo dejando la botella en el escritorio y recargando su espalda en la pared.

-Oh, que asco...-Murmuró al ver escurrir la sangre por sus piernas, sin embargo no la limpio y siguió observando a su compañera.

Al convertir ésta el agua de su botella en sangre le dejó sorprendida- ¿Usas tu sangre?... Eso significa, que eso-Señalando la botella-, ¿Es ahora tu sangre?... ¿No podrías morir desangrada por eso?...-Preguntó, pues de esa forma lo había entendido: Que Alessa al usar su sangre, en realidad estaba convirtiendo un líquido cualquiera en su propia sangre, como si sacara la suya propia.

-Dices que son ilusiones, pero bueno... Yo sé de ilusiones por lo que pienso que no podría caer en una ilusión... Así que ésto es real... ¿si me tomara esa botella que tienes en la mano, ¿Me sabría a sangre?- Cuestionó observando intensamente a la castaña. Sin soltar la rosa de sangre, se arrastró hasta el borde de la litera para poder bajar por las escaleras y observar de cerca lo que su compañera hacía.

Sonrió al escuchar la curiosidad que demostraba la chica y rió suavemente. -La sangre no da asco… es la mejor bebida que existe…- Susurró mirando hacia los jardines a través de la ventana, por encima de su hombro. La sangre una vez más había dejado de fluir de la herida más esta, al igual que antes, no se había cerrado. Caminó hacia su silla, tomando la botella y dándole un trago más en el camino desde la ventana hasta su asiento. Cuando se sentó, comenzó a explicarle -Convierto los líquidos en sangre… y así los puedo utilizar… es como si fuera una extensión de mi sangre-

Sonrió, mostrando sus dientes los cuales tenían algunas manchas a causa del líquido que estaba bebiendo y pasó su lengua para limpiarlos. Creó una tapa a la botella con sangre y la lanzó a la rubia que se acercaba con gran curiosidad -Si quieres saber su sabor, por qué no lo pruebas??? Será mucho mejor que si te digo a que sabe- Sonrió divertida. Seguramente escupiría el líquido en cuanto lo probara.

Mientras esperaba aquel suceso, comenzó a tararear suavemente una canción, observando ahora de pies a cabeza a la rubia, mirando cada parte de su cuerpo. En verdad era atractiva… era una suerte tenerla en su habitación… tenía una gran posibilidad de “jugar” con ella dada la situación aunque al mismo tiempo limitaría las visitas de alumnos de otras habitaciones, tendría que conseguir otro lugar para aquellos encuentros nocturnos... eso le molestaba.

Tomó de nuevo en el aire la botella, esta vez con la otra mano, evitando aplastar la rosa.

-¿Pero no te quitas sangre a ti misma? ¿Por qué es necesario que te hagas esas heridas?-Preguntó caminando hasta el escritorio, rodeando a Alessa, para dejar la rosa sobre el escritorio. Giró a ver a su compañera y se recargó ligeramente en el mueble.

-Deseas que tome tu sangre, ¿No?-Observó la botella, era una botella grande, de esas que siempre llevaba, pues le gustaba jugar con la botella aplástandola y lanzándola cuando estaba nerviosa o estresada.

El líquido rojizo escurría por las paredes de la botella cuando al cambiar de dirección, ésta se quedaba en un lado. Eso le daba asco, pero no porque fuera sangre, si no por la cantidad que había en el envase.

-¿Estás segura que es una buena idea tomar sangre?-Preguntó con un gesto de asco e incredulidad, pero aun con la curiosidad que podría hacer que en verdad tomara el líquido.

Jamás había visto a nadie tomar sangre, y de hecho creía que eso era malo... Pero acababa de ver a ésta chica tomarla como si fuera un simple jugo: sin gestos, exclamaciones o quejas. Tal vez no fuera malo, e incluso supiera bien.

Rió al mirarle analizando el contenido de la botella y extendió su mano hacia ella, sonriendo desafiante -Si no quieres hacerlo, yo la beberé por ti- Le dijo divertida, buscando hacer que se atreviera a probar el líquido. Comenzó a jugar con su cabello usando la otra mano, enredando en su dedo índice un mechón de cabello y tirando suavemente de él. -Si prefieres, puedes beber tu sangre, solo tengo que hacer un pequeño corte y extraer parte de tu sangre para llenar la botella- Le dijo sonriendo.

La tapa que había creado con sangre volvió a ser líquida y escurrió dentro de la botella, mezclándose con la demás sangre que había ahí. Se levantó con calma, caminando hacia ella y tomó su mano con la que sostenía la botella, guiándola hacia sus labios y comenzó a beber de ella. Luego de un trago más largo que el que había dado antes, la miró y sonrió, relamiendo sus labios para limpiar la pequeña mancha que el líquido había dejado en ellos -Solo lo sabrás luego de probarla…- Le susurró y soltó su mano, apoyando su diestra en el muslo de la rubia mientras la izquierda tomaba la rosa de sangre y jugueteaba un poco con ella, esperando que la rubia bebiera o le entregara la botella.

-No quiero ninguna herida, gracias...-Contestó seria. Un chasquido la hizo mirar de nuevo la botella, la sangre que antes era algún tipo de tapa escurría hacía adentro, de esa forma que le parecía asquerosa. Pero no tuvo que verlo por mucho tiempo pues Alessa se la quitó para tomar de ella.

Observó la tranquilidad con que hacía todo eso, ¿No le parecía extraño? Esa sangre antes era agua, y de hecho no parecía sangre normal, parecía un poco más aguada... ¿Tal vez si la agitara...?

Sin preocuparse por la cercanía de la castaña, miraba con furia la botella.

-Espero que esto no sea un error- Dijo antes de llevarse la botella a los labios. La sangre, como cualquier otra tenía ese saborcito a metal, no tenía nada de diferente al sabor de la suya propia. La diferencia claro, era que había tomado un trago entero de ella- Oh, demonios- Dijo después de pasarse el trago y alejar la botella entregándosela a la castaña- ¿Pero como puedes...? Oh, eso fue tan raro...- Sentía su lengua extraña, no podía evitar querer escupir para deshacerse de esa extraña sensación.

Rió al notar aquella reacción en la rubia cuando saboreó el líquido contenido en la botella. Honestamente le sorprendió que tolerara su sabor, creía que iba a escupir y quizá a tirar la botella al suelo pero simplemente se la entregó mientras se quejaba y expresaba su desagrado -No sabe mal… es deliciosa- Dijo sonriendo, ladeando la cabeza al notar la mancha que el líquido había dejado en el labio de la rubia y sonrió, tomando suavemente su mejilla para que no se moviera.


Se acercó rápidamente, sin darle tiempo a reaccionar y la besó, limpiando con sus labios los escasos restos de su “bebida” en los labios de la chica quien se puso tensa en cuanto sus labios se encontraron. Luego de disfrutar tanto del sabor de la sangre como de sus labios, rompió el beso y se separó -Tenías un poco de sangre- Se excusó, sonriéndole de forma seductora. Luego de aquello, fue a su cama y se sentó, comenzando a beber de la botella, tragos pequeños pero constantes.

Ladeó la cabeza, mirando el contenido de la botella y observando de reojo a la chica. Sonrió y comenzó a utilizar el poder en el líquido, haciéndolo salir primero para luego empezar a moldearlo, creando esta vez una “figura” de un gato y extendió su mano, indicándole que se acercara.

-No, su sabor es asquero...-Los labios de Alessa la hicieron callar, sintió su lengua recorrer sus labios y luego se alejó, diciendo que lo había hecho por la sangre que tenía en ellos-, sabe mal...-Murmuró después de pasar el shock.

Observó como la chica caminaba hasta su cama aun con la botella de sangre en la mano. Ya había probado el sabor y sabía que no era agradable, por lo que no comprendía por qué la seguía tomando, aun si el sabor le gustaba de verdad, sentía que se llevaba la botella tan feliz sólo por molestarla, pues no creía que eso le quitara la sed o algo parecido.

Alessa hizo gala de su poder dándole forma a la sangre, un gato rojo y pequeño se formó. La castaña le pidió acercarse, y ella lo hizo sin dudar, quería ver más de cerca al gato, y pudo ver que era bastante detallado a pesar de su tamaño.

Si bien no tenía manchas de rayas o algo parecido, y más bien parecía de esos gatos calvos, aun así, la nariz del gato se distinguía y la forma de sus ojos era idéntica a la de un gato real.

-¡Que bonito!-Exclamó luego de su análisis.

Sonrió al notar la expresión que tenía su compañera con la figura del gato y se la entregó, dejándola en sus manos. Luego de hacerlo, se dirigió al baño y llenó la botella de agua, limpiando los restos de sangre que quedaban en esta. Volvió y dejo la botella en el escritorio, junto a la rosa de sangre -Es buena pero apesta cuando se seca…- Dijo sonriendo, caminando de nuevo a su cama y tomando asiento en esta, mirando a la rubia que seguía observando al gato.

Sonrió y se recostó en la cama. -Es tu turno… muéstrame tu poder- Dijo sonriendo aunque su voz era un poco más seria que antes. Comenzó a jugar con un mechón de su cabello, esperando la demostración por parte de Louise de sus poderes. Por lo que decía, parecía ser bastante interesante. Seguro le encontraría algún uso a favor y una debilidad quizá, todo dependería de que tan reales fueran las ilusiones. De cualquier forma, debía de analizar su poder, en caso de no encontrar debilidades, tenía que saber vencerla en caso de algún enfrentamiento.

Tomó la figurilla del gato entre sus manos para estudiarlo. En verdad era un gato bastante detallado. Escuchó el ruido del agua en el baño y observó a su compañera enjuagando la botella... Bueno, eso era lo mejor: no quería tener una botella llena de sangre en su habitación, pero si la castaña pensaba regresársela... Recordaría jamás usar esa botella de agua, y si podía, mejor tirarla enseguida.

-Oye... ¿Puedes hacer que el gato se mueva?-Preguntó emocionada, desviando un poco el tema de sus propios poderes. Quería considerar si era una buena idea mostrarle sus poderes a la chica, sobre todo conociendo los efectos que tenía el usar mucho tiempo el poder. Podía hacer muy buenas ilusiones, gracias a la práctica, pero aun empezaba a ver borroso por pequeñeces.

-Mmmm... Sabes, no sé si deba mostrarte mi poder...-Murmuró luego de un rato, de una forma casi inconsciente.

Al escuchar aquella pregunta, sonrió levemente y comenzó a mover los dedos de su mano derecha para manipular la forma de la sangre y moldearla, dándole a la pequeña “escultura” del gato el aspecto de que estuviese caminando. Luego de hacerlo dar un par de vueltas sobre las manos de la chica, lo hizo sentarse, “mirándola” a la cara y moviendo su cola suavemente de un lado a otro -Es complicado hacer que se vea natural… en realidad todavía resulta un poco complicado en ocasiones…- Explicó dejando la figura estática en aquella posición.

Miró ansiosa a la rubia, esperando alguna muestra de su poder aunque no había pasado nada y aquello le ponía más ansiosa aún. Frunció el ceño al oír aquellas palabras, poniéndose bruscamente de pie y el gato de sangre se deshizo al momento, volviéndose en simple sangre sobre la mano de la rubia -Yo te he mostrado mi poder!!!- Dijo molesta, mirándola fijamente a los ojos. La expresión que su rostro mostraba era seria, incluso podría sentirse un tanto agresiva.

No le obligaría a mostrar su poder, claro que no… pero las cosas podrían resultarle difíciles en la academia si no correspondía de la forma que Alessa había esperado cuando le mostró los usos más básicos de su habilidad para usar la sangre.

Se asustó al momento en que el gato comenzó a deshacerse en sus manos, iba a gritar pero el grito enojado de Alessa la hizo callar, sin siquiera importarle la sensación de la sangre escurriendo en sus manos.

Se quedó callada y observando la expresión de Alessa. Sus gestos de niña buena se habían ido para darle un ligero toque de maníaca: su ceño fruncido y sus labios apretados, además de que respiraba agitada, como si se hubiera molestado en verdad demasiado y tratara de tranquilizar

Se puso a pensar qué podría hacer para mostrarle su poder a Alessa.

Suspiró, para concentrarse al instante en la ilusión que haría, no quería hacerlo, porque tenía efectos algo drásticos a pesar de que cada que lo practicaba parecía tener menos repercusiones.

Por medio de las ilusiones, hizo que la sangre que aun tenía en las manos regresara a la forma del gato. Sin embargo, este era un gato del tamaño real, hizo que el gato de sangre saltara como uno real a la cama de Alessa, y luego, como si la sangre tan sólo fuera la capa externa, se convirtió en un gato verdadero con pelaje blanco y ojos azules, que observaba a la castaña moviendo la cola.

Louise observaba como Alessa miraba hacía su cama donde el supuesto gato estaba. Sin detener la ilusión habló.

-Ese es mi poder... Crear ilusiones...- El gato seguía en la cama moviendo su cola de un lado hacía otro. Al no involucrar un nuevo entorno, ni nada que no estuviera de verdad en la habitación, la alteración en su vista había sido menor a las anteriores, pero no por eso dejaba de ser incómoda-... Son ilusiones perfectas, sin ningún error... No debo concentrarme mucho para hacerlas, casi es sólo desearlo...-Dijo explicándose-. Todo sería perfecto, si el usarlo no tuviera un precio...

Sonrió ampliamente, relajando la expresión en su rostro y calmándose casi al momento cuando vio aquel poder funcionando. Los gatos le gustaban, eran sus animales favoritos, casi sintió que la rubia había jugado sucio al crear aquella ilusión. Se inclinó sobre la cama, apoyando una rodilla en esta y estiró su mano, deteniéndola poco antes de tocar al felino.

Qué pasaría si acercaba más la mano??? Sentiría su pelaje y su cuerpo o simplemente lo traspasaría??? La curiosidad la mataba pero al mismo tiempo no deseaba saberlo. Se puso de rodillas en el suelo, cruzando sus brazos sobre la cama y apoyó su mentón sobre estos, ladeando la cabeza mientras observaba al gato como si fuera una niña pequeña que veía por primera vez a aquella creatura, hermosa ante sus ojos.

Cuando mencionó lo último, aquella expresión alegre e inocente se borró de su rostro y volteó a verla por encima del hombro. Un precio??? Interesante… Quizá sus poderes eran ligeramente parecidos: ella debía usar su propia sangre para usar su poder así que eso podría considerarse el precio que pagaba pero… cual era aquel precio que causaba aquella queja acerca de su poder a la rubia??? Debía ser algo muy difícil o quizá desagradable… -De que precio estás hablando???- Susurró con curiosidad, mirándola a los ojos fijamente.

Giró el rostro hacia Alessa, mirando su rostro... Bueno, aun podía verlo, no del todo bien, pero eso significaba que no había "pagado" demasiado por el uso del poder.

-Bueno, en realidad no es tan malo como lo hago sonar- Dijo sonriendo, feliz de que las ilusiones fueran cada vez menos "caras"-, es sólo que es incómodo y molesto... Aunque no permanente-Murmuró lo último.

El gato seguía ahí tranquilo, como si nada, jugueteando un poco.

-El precio es perder la vista proporcionalmente al nivel de la ilusión- Dijo, mirando al gato-, ese gato es fácil de crear, por lo que no me costó mucho el crearlo... Además quedan perfectas, ¿No?-Preguntó con una sonrisa avergonzada a Alessa.

-Ya veo…- Susurró pensativa, mirando el suelo. Luego de un par de segundos en silencio, volvió en sí y miró a la rubia una vez más, escuchando su comentario acerca de la ilusión -En efecto… es muy bonito, mucho mejor que mi gato…- Sonrió y se sentó en la cama, mirando por unos últimos segundos al gato antes de que su compañera lo desapareciera -Ya he visto suficiente, desaparécelo o te perjudicara más… definitivamente es un poder interesante… bastante interesante debería decir…- Susurró, volteando lentamente su cabeza hacia el lugar donde la rubia se encontraba.

Se recostó en su cama, sonriéndole y ladeó la cabeza -Bien… por ahora iré a dormir un rato… a menos que quieras divertirte- Le dijo divertida, guiñándole un ojo para luego acomodarse en la cama, acurrucándose y abrazando suavemente una almohada. En aquella posición, miraba a la rubia a los ojos, sonriendo de forma seductora aunque al mismo tiempo podía vérsele pensativa, como si estuviera recordando o planeando algo. Luego de un rato mirando a la fémina fijamente, cerró los ojos y hundió su rostro en la almohada, dispuesta a ir dormir al menos por un rato.

Desapareció al gato en cuanto Alessa se lo pidió. Sin embargo siguió imaginándolo, sin realizar su poder. Por un momento pensó en crear una ilusión exacta a la realidad, sólo para saber si a pesar de dejar de ver, podría seguir con la ilusión.

Antes ya lo había pensado,en realidad en más de una ocasión, pero por las mismas razones que no lo había intentado antes, no lo hacía ahora... Sabía hasta donde llegaba el radio de poder de su ilusión: Exactamente 13 metros a la redonda. También sabía que iba mejorando cada vez, pero al mismo tiempo, sabía cuál era el precio a pagar, un precio que en realidad odiaba.

Suspirando volteo a ver a Alessa, encontrándola dormida. Sonrió, Alessa le parecía una chica muy dulce, esos ojos morados le llamaban mucho la atención... Suspirando subió a su propia litera, donde tomó la libreta sobre su mesita de noche, su diario...